Armas de caza
El mayor placer de los cazadores activos reside en la fusión con la naturaleza durante la montería. La paz que se alcanza en ese momento sólo es posible si previamente se tiene una protección integral para las armas en cualquier lugar del mundo, ya sea la residencia, durante el transporte, o su uso.
Se cubren algunos de los siniestros más frecuentes, como son los daños accidentales o el robo sin signos de violencia, garantizando también la depreciación que las armas puedan sufrir tras su restauración.
Sus armas merecen ser tratadas con calidad y exigencia.